RUINAS MODERNAS. España ha sufrido en los últimos años la implantación masiva de edificaciones no completadas, destinadas a universos de ocio, paisajes de lucro y complejos turísticos y residenciales de todo tipo, transformando tanto el territorio costero como interiores desérticos en imágenes de inquietante belleza, en fantasmas grotescos de gran contundencia y de alto valor simbólico que resumen de forma muy elocuente y visible la compleja trama de complicidad social, política y económica. La simulación del futuro y la realidad presentada por la especulacióninmobiliaria, a través de la información promocional, la publicidad, los lemas de los complejos y las simulaciones de un futuro hipotético se pondrán en tela de juicio para movernos durante el curso entre la realidad y la ficción y proponer un final a estas ruinas modernas.
LA CATÁSTROFE: CIUDADES FRACASADAS.Más
allá de su aparente connotación negativa, la catástrofe[1]se
configura como un lugar para la oportunidad.
Un momento donde las condiciones iniciales y las expectativas creadas se
transforman repentinamente y de forma brusca en aquello para lo que no estaban
proyectadas. Estas nuevas ciudades fracasadas demuestran la rigidez de sus
modelos urbanos y su poca capacidad para adaptarse al tiempo líquido[2] en el
que vivimos. De entre los muchos motivos que han dado lugar a estas situaciones
catastróficas se pueden resaltar los siguientes:
a.
Especulación
versus política urbana. No cabe duda que el mayor motor del
desarrollo urbano no son sus políticas sociales o urbanas sino los grandes
beneficios económicos que puede llegar a generar. Por otro lado caeríamos en la
utopía si pensáramos que puede llegar a existir una ciudad que sólo genere
beneficios sociales en detrimento de aquellos otros económicos. Ambos parámetros
tienen que poder llegar a convivir; tanto los políticos como los monetarios. El
gran fracaso es dar prioridad a unos frente a otros. Así la especulación llegó
a sustituir y reemplazar cualquier condición urbana para crear un producto lo
más rentable posible.
b. Crecimiento masivo versus crecimiento a
pequeñas dosis. La ciudad siempre ha crecido mediante
pequeñas adiciones. Sin embargo a partir de la 2ª Guerra Mundial y en parte
gracias al Estilo Internacional el mundo multiplica exponencialmente su
crecimiento. Estos nuevos modelos sustituyen a aquellos otros que se adaptaban
al paso del tiempo. Las nuevas ciudades demuestran el fracaso de la imposición
de un sistema tanto al territorio como a la sociedad.
c. Estrategia versus programa. Pero
no sólo el tamaño de las actuaciones ha sido el responsable de este fracaso.
Entre muchas de las causas que se pueden extraer destaca entre ellas la confianza
en un programa frente a la definición de una estrategia. El programa implica un
fin único a perseguir frente la estrategia o sistema que prioriza el proceso
frente al resultado final. Elfeedback
o la retroalimentación son algunas de las herramientas más efectivas de
cualquier sistema donde la causa afecta al proceso invirtiendo la tradicional
cadena lineal de causa-efecto. Así un modelo urbano capaz de retroalimentarse
podría haber sido capaz de adaptarse a aquellos estadios catastróficos.
d. Hibridización versus mono-funcionalidad.
Otra
de las razonas que se pueden esgrimir sobre la rigidez de estas ciudades
fracasadas es su carácter mono-funcional que implica la confianza en un único
modelo. Históricamente las ciudades dedicadas a un exclusivo sistema productivo
han fracasado desde el momento en que la producción se ha visto resentida.
Véase a tal efecto la minería en la cuenca astur-leonesa y cómo sus pueblos se
han ido vaciando a medida que la producción ha disminuido. Quizás el ejemplo
internacional más paradigmático sea la ciudad de Detroit sustentada por una
única gran empresa, General Motors, y
como ésta pasó de representar el sueño americano a ser la primera gran ciudad
en quiebra de Estados Unidos.